Mencionar aquí al tal Ruiz Zafón es para echarse a llorar, como poco. En cualquier caso, yo me quedo con la de mi colega Iñaki: miles de volúmenes en estanterías de nogal desde el suelo hasta el techo en un palacete madrileño del XIX. Y rodeadas de obras de arte originales y alfombras iranís, claro...
Mencionar aquí al tal Ruiz Zafón es para echarse a llorar, como poco. En cualquier caso, yo me quedo con la de mi colega Iñaki: miles de volúmenes en estanterías de nogal desde el suelo hasta el techo en un palacete madrileño del XIX. Y rodeadas de obras de arte originales y alfombras iranís, claro...