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Última etapa de digitalización de discos de pizarra

Última etapa de digitalización de discos de pizarra
22 de Marzo de 2013

La Biblioteca Nacional de España ha iniciado la última etapa del proceso de digitalización de sus más de 21.000 discos de pizarra, de los que aún quedan por digitalizar alrededor de 8.000. El pasado mes de febrero comenzaron a dar el salto del mundo analógico a la versión digital, tras su catalogación. De esta forma, todos los usuarios podrán escucharlos en la Biblioteca Digital Hispánica, desde donde es posible consultar miles de documentos de forma gratuita.

A partir de donaciones particulares o de compras efectuadas por la Biblioteca, se ha ido almacenando a lo largo del tiempo una larguísima colección de discos de pizarra, fechados desde principios hasta mediados del siglo XX, cuando se dejaron de fabricar con la llegada del vinilo en 1956.

“Ya se han digitalizado alrededor de 1.000 discos de pizarra desde febrero, a razón de 30 discos por día más o menos”, detalla Amparo Amat, jefa de Servicio de Registros Sonoros. “Además de los 12.000 que ya lo estaban antes de diciembre”.

Este tipo de discos posee la peculiaridad de tener una duración menor que los de vinilo, con un total de entre 3 y 4 minutos por cara. Cada uno de ellos contiene una pieza musical que, junto a varios discos más, comprende una obra completa. Por ejemplo, varios discos pueden llegar a formar una zarzuela que se grabase en directo. Incluso, según declara Amat, “hay una gran variedad musical, desde óperas y jazz, pasando por música clásica, fragmentos de sinfonías, swing, copla, muchas canciones populares, clásicos españoles, flamenco y otros.”

La catalogación

La primera fase es la catalogación de aquellos discos que aún no habían sido clasificados. Para ordenarlos, explica Amat, “se colocan en sobres blancos de cartulina antiácida, para evitar su deterioro”, y se guardan en unas cajas de conservación numeradas, para, de esta forma, saber qué disco pertenece a qué caja y facilitar su  búsqueda en los depósitos.

En un archivo Excel, en el que figura el título y los autores de las obras que contienen los discos, se han seleccionado los documentos que están catalogados y aún no digitalizados. Esta información, junto a la signatura, será esencial para localizar el disco en la base de datos y marcar su posterior unión con el archivo de audio.

Gracias a las referencias del disco, la búsqueda de la tipografía de cada unidad, su época y la discografía a la que pertenecen es más sencilla, a través de fuentes bibliográficas, Internet u otros medios. También aligera la catalogación.

Limpieza y digitalización

Una vez catalogados, comienza el proceso que digitalizará los discos.  “En primer lugar se utiliza una máquina especial limpiadora, que está exenta de alcohol para no dañar la pizarra”, declara el técnico de sonido que realiza el trabajo. “Así se elimina el polvo u otros elementos que contaminan el sonido”.

Inmediatamente después, se colocan en un reproductor especial que puede adaptarse a cualquier tipo de disco, ya sea de vinilo o pizarra, ajustando la velocidad de reproducción (33 o 45 rpm en el caso de la primera, y 78 en el de la segunda). Gracias al calibrado de la máquina, es posible elegir la mejor manera de conducir el sonido a un ordenador, eligiendo el modelo y la discográfica en la que se hizo la grabación. Una vez reproducido por las dos caras (lo que sería un total de entre 6 y 8 minutos) el sonido se guardará en el disco duro junto al resto de grabaciones.

Posteriormente, se realiza otra labor de limpieza, esta vez de manera digital. Se trata de erradicar el ruido del sonido causado por el paso del tiempo, que lo ha desgastado, y puede tener ciertos ecos molestos de fondo. Aun así, se guardan ambas versiones, con y sin ruido, pues muchos archivistas prefieren tener la versión exacta originaria para saber cómo se escucharía el disco si se encontrase en un reproductor tradicional.

El audio se transforma a archivos wav, uno por cada versión del disco, y también a mp3, porque se reproduce más rápido en Internet, para que los gestores de la web puedan disponer de la información y pasarla a la red.

Subida a la web

Cuando los gestores de la Web ya han obtenido toda la información de los discos digitalizados, cuentan con dos archivos, denominados “máster de preservación”. Uno de ellos contiene el sonido tal y como habría sido reproducido por el disco de pizarra, mientras que el otro recoge el audio editado, del que se ha eliminado el ruido.

El siguiente paso es asociar la documentación del catálogo con los archivos en mp3, gracias a un Excel que contiene esos datos, y así facilitar la tarea a la hora de subir los audios a la web de la Biblioteca Digital Hispánica.

Para poder cargar los archivos de mp3 se hace un resumen del registro digital tal y como está escrito en el catálogo, mediante xml. Esa información se sube a una especie de contenedor de archivos que gestiona fondos digitales y multimedia, llamado Digitool, y con el programa Solr se administra y se transforma en lo que los usuarios ven en la web. De esta manera, los datos que se pueden apreciar en la página de la Biblioteca Digital son un resumen de los que aparecen en el catálogo.

Con el fin de no violar los derechos de autor de los discos, ya que muchos de ellos todavía hoy mantienen vigente la autoría, la BNE llegó a un acuerdo con la Sociedad General de Autores de España (SGAE) y la Sociedad de Artistas Intérpretes o Ejecutantes de España (AIE), por el que los discos podían ser subidos a la web para ser reproducidos en streaming, pero no descargados.

Este proyecto ha sido posible, una vez más, gracias al patrocinio de Telefónica y se enmarca dentro del convenio que firmó con la BNE. Gracias a este apoyo la digitalización sistemática en la BNE lleva siendo una realidad desde 2008 y ha supuesto el impulso definitivo de la Biblioteca Digital Hispánica.

Nerea Campos

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