Quijotes

Recopilación de las ediciones del Quijote de la Biblioteca Nacional de España

Presentación

Este portal dedicado a las ediciones del Quijote de la Biblioteca Nacional de España, nace con motivo de la celebración del cuarto centenario de la publicación de la Segunda Parte. Su objetivo es reflejar la enorme riqueza de la colección quijotesca de la BNE ofreciendo en un único punto de consulta todas las ediciones que de esta obra se conservan en la BNE. De este modo, se pueden encontrar desde las primeras ediciones de la primera y segunda parte de 1605 y 1615 hasta las más recientes que siguen ingresando en la Biblioteca. Junto a éstas, se ofrecen numerosas adaptaciones, compendios, selecciones y ediciones escolares que se han publicado y que constituyen un capítulo fundamental en la difusión de la obra de Cervantes y en la historia de la enseñanza en España.

Se incluyen, además, las numerosas traducciones que la obra ha tenido y que comenzaron poco después de su publicación, resultado del enorme éxito editorial del Quijote. A su importancia desde el punto de vista lingüístico se une el acceso a las diversas interpretaciones de la obra en relación con los distintos referentes culturales.

En total se da acceso a más de 3.600 referencias bibliográficas.

Para facilitar la consulta, el portal dispone de un buscador que permite realizar búsquedas tanto por adaptadores, ilustradores, traductores, como por diferentes lenguas o variantes. Además, permite filtrar por contenidos digitalizados, pudiendo acceder directamente a las versiones digitales de las obras.

Esta colección quijotesca, que aquí se presenta, es una parte de la Colección Cervantes de la BNE, que se constituye fundamentalmente a través de una serie de ediciones de textos cervantinos, al que se fueron añadiendo nuevos volúmenes, procedentes del depósito legal, donaciones y compras. Entre las adquisiciones destacan las de las bibliotecas particulares de José María Asensio y Toledo y de Juan Sedó Peris-Mencheta, la primera en 1949 y la segunda en 1968. La importancia de Asensio y Toledo, bibliófilo y cervantista de la segunda mitad del XIX, estriba en ser el iniciador de la investigación documental moderna sobre Cervantes. Por su parte, la figura de Juan Sedó destaca en los ambientes cervantistas de la primera mitad del siglo XX y su colección se centra, además de en la obra de Cervantes, en cualquier tipo de material relacionado con este autor: cromos, etiquetas, postales, exlibris, abanicos, etc.

Esperamos que este portal se convierta en una herramienta útil para el investigador o para el lector que quiera aproximarse a la obra más importante de nuestra literatura. Y, retomando las palabras de Cide Hamete Benengeli en el capítulo 8 de la Segunda Parte, que “los lectores de su agradable historia puedan hacer cuenta que desde este punto comienzan las hazañas y donaires de don Quijote y de su escudero”. En la lengua en la que nació y en todas aquellas a las que le llevaron sus andanzas.

Ediciones en castellano

Desde la primera edición de la Primera Parte por Juan de la Cuesta en 1605, las ediciones en castellano de Don Quijote de la Mancha están ampliamente representadas en la colección cervantina de la Biblioteca Nacional de España. La institución posee uno de los veintiocho ejemplares de la prínceps conservados en todo el mundo y, de las ediciones posteriores, un ejemplar al menos de cada una de ellas, lo que da lugar a una de las colecciones cervantinas más importantes en la actualidad.

En ella se encuentran la segunda edición del mismo año por el mismo impresor, las impresas también en 1605 en Lisboa y Valencia, las que vieron la luz en Bruselas (1607 y 1611) y Milán (1610), la tercera de Juan de la Cuesta en Madrid (1608)… Y la Segunda Parte de 1615, junto a las ediciones de nuevo de Valencia, Lisboa y Bruselas, hasta la publicación conjunta por vez primera de las dos partes en Barcelona en 1617.

Estas y las posteriores, hasta la actualidad, permiten reconstruir a través de nuestro catálogo el éxito de una obra que ha continuado hasta hoy día. Podemos hacer un recorrido por las que supusieron un hito en la historia editorial del Quijote: en el siglo XVIII, la edición castellana de Tonson de 1738, acompañada de la Vida de Cervantes de Mayans i Siscar; la edición de la Real Academia Española de 1780, de Joaquín Ibarra, con otra Vida de Cervantes, esta vez de Vicente de los Ríos, que añadió además un Análisis del Quijote; la de la Imprenta Real de 1797-1798; y las dos de Gabriel de Sancha (1797-1798 y 1798-1800), a cargo de Juan Antonio Pellicer.

En el siglo XIX asistimos a la publicación de importantes ediciones, a cargo de Clemencín y Navarrete (1819), Clemencín (1833-1839) y Hartzenbusch (1863), así como a la primera edición facsímil de la obra (1871-1879) como consecuencia de la introducción de la foto-tipografía en España a cargo del coronel Francisco López Fabra, cuyo entusiasmo contagió a un amplio número de seguidores que convirtieron el acontecimiento en un capítulo importante del cervantismo español.

Ingresadas por Depósito Legal a partir de 1958 están presentes las ediciones españolas de los siglos XX y XXI que, reeditadas numerosas veces, constituyen referencia obligada para el lector o investigador que quiera acercarse a una edición cuidada de la obra, como las de Florencio Sevilla y Antonio Rey, publicada por el Centro de Estudios Cervantinos en 1993, o la de Francisco Rico, por el Instituto Cervantes de 2004, por poner dos de los ejemplos más relevantes. De las anteriores a la fecha de implantación del Depósito Legal, no faltan las anotadas por Cortejón, Rodríguez Marín, Schevill y Bonilla, Justo García Morales, Martín de Riquer, Vicente Gaos…

Junto a todas estas obras, la Biblioteca Nacional de España alberga también una importante muestra de ediciones ilustradas desde el comienzo de la aventura editorial del Quijote, pasando por la magistral edición de la Real Academia Española de 1780, impresa por Joaquín Ibarra e ilustrada por los principales dibujantes y grabadores de la época, como José del Castillo, Antonio Carnicero, Jerónimo Gil o Manuel Salvador Carmona; la de Gabriel Sancha de 1797-1798, con ilustraciones de José Ximeno, Agustín Navarro, José Camarón o Luis Paret y Alcántara; las ilustradas del siglo XIX, españolas o extranjeras, con los dibujos de Tony Johanot, Celestin Nanteuil, Luis Madrazo, Gustave Doré, Ricardo Balaca, Apeles Mestres, Moreno Carbonero, Laureano Barrau… ; y las más modernas, desde Urrabieta Vierge a Paul Rerst, Teodoro Miciano, José Narro, Gregorio Prieto o Salvador Dalí, entre otros muchos.

Ediciones en otras lenguas

Es inevitable recordar a ese traductor anónimo que menciona Cervantes y gracias al cual la historia escrita por Cide Hamete Benengeli pudo llegar a sus oídos y hacer posible que el relato se convirtiera, en manos de ese “segundo autor” que fue Cervantes, en una de las obras cumbres de la literatura universal.

El Quijote fue traducido por primera vez al inglés poco después de publicarse la primera edición en español, en 1605. Fue Thomas Shelton el traductor, en 1612, y 1620 publicaría la traducción de la Segunda parte. Cesar Oudin publicó la suya al francés en 1614 y François de Rosset la de la Segunda parte en 1618. Esta inmediatez demuestra el enorme éxito que la obra tuvo nada más publicarse, como también lo demuestran las seis ediciones que vieron la luz el mismo año de 1605.

A la versión inglesa de Shelton le siguieron las de Motteux, Jarvis y Ormsby. A las de Oudin y Rosset, las de Filleau de Saint-Martin, Florian y Viardot.

A continuación se tradujo al italiano, por Franciosini en 1622, y al alemán, por Pahsch Bastel von der Sohle, en 1648. El hecho de que se leyera en la lengua original o a través del francés, inglés o alemán, hizo que las traducciones a otras lenguas europeas fueran mucho más tardías, siendo la primera de ellas el neerlandés, en 1657.

Las traducciones del Quijote están en relación con la situación política de los países europeos en la época y la categoría de sus lenguas y el prestigio de que gozaban. De ahí que las primera lenguas a las que se tradujo fueran el inglés, francés, alemán e italiano y que, dentro de estas, el francés (la más importante en los siglos XVII y XVIII como vehículo de comunicación) sirviera como base para muchas traducciones posteriores en lugar del castellano original, especialmente a las lenguas eslavas.

Hoy día, la obra de Cervantes, cuya traducción nunca ha sido fácil, está disponible en las principales lenguas y sigue traduciéndose constantemente. La Biblioteca Nacional de España dispone de una nutrida representación de todas ellas y trabaja para completarla, adquiriendo aquellas obras que aún no han ingresado en la colección y que son imprescindibles para completar una de las más importantes del mundo.

Francés

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Alemán

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Inglés

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Italiano

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Ruso

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Japonés

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Chino

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Árabe

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Hebreo

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Adaptaciones, selecciones, compendios

En los países en los que se tradujo, el Quijote fue objeto de adaptaciones o versiones abreviadas, estas últimas en forma de antologías o simplemente con el texto reducido, aunque respetando el original. Fue frecuente asimismo la publicación de episodios sueltos, como el de La pastora Marcela, El curioso impertinente o El cautivo.

En lo que respecta a las adaptaciones propiamente dichas, el siglo XIX fue un siglo rico en este tipo de ediciones, sobre todo en Francia, Inglaterra, Alemania, Italia y Rusia. La imagen tenía una gran importancia en este tipo de ediciones, que en Inglaterra llegaron a constituir un producto editorial específico, como en el caso de The spirit of Cervantes or Don Quixote abridged (1820), por poner un ejemplo.

Por otra parte, en muchos países se hacía necesario adaptar la historia y los personajes a las referencias culturales de los nuevos lectores, como fue el caso de su recepción en Japón o en la cultura hebrea. En otros, como en Grecia, es significativo el papel que han desempeñado las adaptaciones, entre las que se incluyen tebeos, para la difusión de la obra cervantina.

Asimismo, la obra será objeto de interpretaciones, adaptaciones a distintos géneros, continuaciones o relecturas. Y, por supuesto, de adaptaciones infantiles y escolares que, en el caso de España, merecen analizarse con cierto detenimiento.

La intención de adaptar el Quijote para niños en España es, en un principio, educativa, desde el primer intento realizado por el krausista Fernando de Castro (y autorizado en 1856 como lectura oficial) hasta la materialización de esta necesidad de llevar la obra a las escuelas que, tras la labor de recuperación de los clásicos a raíz del Regeneracionismo, se plasmó en la Real Orden de 24 de mayo de 1905 mediante la cual se recomienda el Quijote como libro de lectura escolar y, especialmente, la adaptación de Eduardo Vincenti Reguera, antiguo Director General de Instrucción Pública.

A las adaptaciones de finales de siglo de Domingo López Sarmiento, Juan Manuel Villén o Domingo Abejar, se unieron otras, favorecidas por la celebración en 1905 del tercer centenario de la publicación de la Primera Parte de la obra, con todo el movimiento cultural al que dio lugar: las ediciones constantemente reimpresas de las editoriales Calleja, Hernando, Araluce, Ramón Sopena, las de congregaciones religiosas educativas como los Salesianos, la patrocinada por el Instituto Escuela dentro de la Biblioteca literaria del estudiante y las ediciones de los hermanos Garnier en París (de textos en español), entre otras.

Diversas disposiciones legales fueron instaurando la costumbre de leer a diario en las escuelas fragmentos del Quijote, incluso la lectura obligatoria de un fragmento diario. El libro “más educativo y agradable que ha producido el ingenio humano”, en palabras utilizadas en la redacción del Real Decreto de 6 de marzo de 1920, debía gozar de la misma consideración que tenían las obras de Shakespeare o de los clásicos franceses en sus respectivos países.

Numerosas ediciones han visto la luz desde entonces, destinadas a las escuelas o simplemente al público infantil, con la ilustración como protagonista. Molino, Aguilar, Juventud, Afha Internacional, Bruguera, Edival, Santillana, Toray… Todas ellas conocidas de sobra por los niños y jóvenes en edad escolar. También ediciones con intención didáctica que cuentan con la aportación de importantes especialistas, como en el caso de la de Vicens Vives con introducción de Martín de Riquer.

A raíz del cuarto centenario de la publicación de la Primera Parte, en 2005, se publicaron algunas ediciones infantiles como las de Carlos Reviejo, José María Plaza, Concha López Narváez, Rosa Navarro Durán, José Luis Giménez Frontín, entre otros, o las destinadas al uso escolar, entre las que destacan las de Andrés Amorós o la adaptada por Vicente Muñoz Puelles.

Enlaces de interés

Quijote interactivo

Proyecto que permite un acercamiento a la primera edición de la obra y a contenidos multimedia que ayudan a contextualizar la obra.

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Miguel de Cervantes en datos.bne.es

Acercamiento y exploración a los datos biográficos y bibliográficos relacionados con Miguel de Cervantes en el portal datos.bne.es, proyecto de publicación de datos basado en tecnologías y estándares de la web.

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Don Quijote de la Mancha en datos.bne.es

Exploración de los datos bibliográficos relacionados con la obra Don Quijote de la Mancha en el portal datos.bne.es, proyecto de publicación de datos basado en tecnologías y estándares de la web.

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Coleccionismo cervantino en la BNE: del doctor Thebussem al fondo Sedó

Exposición mostraba la variedad y riqueza de fondos de y sobre Cervantes que conserva la Biblioteca Nacional de España, partiendo de una de las colecciones cervantinas más singulares, la de Juan Sedó Peris-Mencheta, que ingresó en la Biblioteca en 1968.

Más información

El Quijote: Biografía de un libro

Exposición que acogió la Biblioteca entre el 12 de abril y el 2 de octubre de 2005 dedicada a las más valiosas ediciones del Quijote aparecidas en todo el mundo a lo largo de cuatrocientos años, con especial atención a dibujos, grabados y a la iconografía de los personajes cervantinos.

Más información

Los mapas del Quijote

Muestra que tuvo lugar entre el 1 de junio y el 31 de julio de 2005 y recogió una cincuentena de mapas que reconstruyen tanto los itinerarios del personaje de Cervantes como mapas, planos y vistas de ciudades europeas de los siglos XVII y XVIII, representativos de la más completa cartografía de la época.

Miguel de Cervantes Saavedra, un autor más allá del Quijote

Conferencia del Ciclo Clásicos españoles a la carta en la BNE. Miguel de Cervantes sigue siendo uno de los grandes misterios de la literatura española. Su obra más conocida, la más influyente en la cultura occidental de los últimos siglos, Don Quijote de la Mancha, ha sido estudiada y analizada desde todos los ángulos posibles. Pero, ¿sucede así con el resto de su obra?

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El Quijote y el libro antiguo alemán: ediciones y traducciones

Entrada en el Blog de la BNE que trata sobre el impacto de la obra de Cervantes en Europa en general y en Alemania en particular.

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Enlaces de interés de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

La Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes propones una relación de enlaces a páginas web que aportan información relevante sobre Miguel de Cervantes Saavedra: ediciones digitales de la obra, monografías y artículos sobre el autor y su obra, webs bibliográficas, etc.

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Ediciones del Quijote en inglés

El inglés fue la primera lengua a la que se tradujo el Quijote. Fue Thomas Shelton quien lo hizo en 1612 y 1620 (primera y segunda partes, respectivamente). La de la Primera Parte no se trata de una traducción muy cuidada, hecha muy rápidamente y con faltas de comprensión que el traductor solucionó omitiendo o tergiversando el texto. Ante el éxito de la obra, la Segunda Parte ya demuestra un mayor cuidado, aunque también peca de excesiva literalidad a juicio de los críticos.

En 1687 publica su traducción John Phillips, centrada en la vertiente humorística del personaje, y en 1700 (también en la misma línea que potencia el humor) Edward Ward utiliza el verso para adaptar la obra original. La traducción de Pierre Antoine Motteux de 1701 (que alcanzó 14 ediciones en el siglo XVIII) es la culminación de esta tendencia a reflejar la interpretación humorística de la obra antes de optarse por otra vía, en la que el texto es más fiel al original.

Es Charles Jarvis la que la inaugura, con una traducción publicada en 1742 más fiel al original, aunque en ocasiones excesivamente literal. La supera Smollet, que añade numerosas notas explicativas, sobre todo, de los referentes culturales del texto. Esta línea, más rigurosa y solamente esbozada por Smollet, es la que continuarán (tras un paréntesis de algunas traducciones de peor calidad) desde finales del siglo XIX hasta la actualidad. La interpretación del Quijote como obra humorística fue dando paso a la consideración de obra maestra de la literatura y origen de la novela moderna y esta visión llevaba aparejada otro tipo de traducciones, más respetuosas con el original y destinada a un público más culto.

A los nombres de Duffield, Ormsby y Watt, en el siglo XIX, se añaden en el siglo XX los de Samuel Putnam, J. M. Cohen, Walter Starkie o Judge Parry. En 2003 publica la suya Edith Grossman, traducción muy elogiada por la crítica y considerada la definitiva de la obra de Cervantes hasta el momento.