Desciende de una familia socialmente acomodada y económicamente pudiente, lo que le permite recibir una esmerada educación. Realiza estudios de Latín y Filosofía, complementados con los idiomas Inglés, Francés e Italiano, aprendizajes no muy usuales en la época. Estudia la carrera de Derecho en Sevilla y Granada y obtiene el doctorado en Madrid en 1854 con la lectura del discurso Influencia del Renacimiento del Derecho en los pueblos de Europa.

Viaja por Europa y África acumulando ideas y vivencias que se reflejan en su copioso epistolario.  Tanto la cultura británica como Londres en particular le causan gran impacto. En 1863 vuelve a Medina Sidonia con la idea de ejercer su profesión, pero el gusto por la literatura le aparta del derecho y la política. Permanece en su pueblo natal hasta el final de sus días, salvo una visita que realiza a París con motivo de la Exposición Universal de 1889.

Estilo literario

Los críticos definen su estilo literario como cultivado, ameno, humorístico, erudito, entretenido e ingenioso. La temática de sus obras es de gran variedad: tauromaquia, filología y gramática, la historia de Medina Sidonia, erudición local, filatelia y la historia de correos, siendo la gastronomía y los temas cervantinos donde destaca y es más conocido.

Utiliza dos seudónimos a lo largo de su vida, Doctor Thebussem, cuyo origen es la palabra “embustes”; y M. Droap, que proviene de la inicial de su nombre y el cambio de orden de las letras de su primer apellido. Con este último seudónimo publica las Epístolas Droapianas o Cartas sobre Cervantes y el Quijote en 1868 y Droapiana de 1869. Octava carta sobre Cervantes y el Quijote, con las que ayudó a elevar el interés por la obra cervantina.

Permanece soltero toda su vida, casi sin salir de Medina Sidonia y con cierta fama de personaje excéntrico, pero manteniendo contacto con numerosos amigos, a los que visita en sus escasos viajes a Sevilla, la Corte o al balneario de Marmolejo, tales como Francisco Silvela, Francisco Romero Robledo, Gaspar Núñez de Arce, Juan Valera, Asenjo Barbieri, Menéndez Pelayo, Fernán Caballero y Benito Pérez Galdós. Con todos ellos mantiene muy frecuente correspondencia. Aficionado al coleccionismo, posee un gran muestrario de autógrafos, así como menús de restaurantes y un curioso surtido de platos de las vajillas de las casas a las que acudía a comer.

Por su labor divulgativa de la filatelia y su defensa del cuerpo de Correos, es nombrado primer cartero honorario de Correos de España, dedicándole la institución sendos sellos en 1944 y 1981.En la sala de Carteros Honorarios del Museo Postal y Telegráfico de Madrid se erige un busto en hierro del autor realizado en 1980. De la misma manera, su dedicación a la gastronomía le lleva a ser presidente de la Sociedad del Arte Culinario de Madrid y miembro de la sociedad gastronómica y de cocineros de Londres. Defiende en sus escritos la tradición rústica culinaria española criticando la gastronomía de palacio y las recetas francesas. Publica con esta temática:  Yantares y conduchos de los reyes de España (1877), Ristra de ajos formada con 6 cabezas (1884), Segunda ristra de ajos (1886) y La mesa moderna (1888).

Es nombrado miembro de la Real Academia de Historia, del Instituto Arqueológico de Roma, de la Real Academia de las Buenas Letras de Sevilla, de la Sociedad Histórica de Utrecht, caballero del Hábito de Santiago y recibe la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso XII.

Fallece el 11 de febrero de 1918 en Medina Sidonia, donde también es enterrado. Su pueblo le rinde homenaje otorgando su nombre a una calle.

(Servicio de Información Bibliográfica)