Manipulación y montaje de un gran mapa: el de España de Carlos Martínez y Claudio de la Vega (1743)
No es novedad que uno de los condicionantes más importantes para el montaje de una exposición es el tamaño y la distribución del espacio de la sala. Por esta razón en muchos momentos tuvimos serias dudas sobre la capacidad de la Sala de las Musas para acoger una muestra como la de “La Real Sociedad Geográfica en la Biblioteca Nacional: Geografía, colonialismo y enseñanza en la España de la Restauración”. En pocas palabras, se trataba de dar cabida a las piezas mas significativas de esa histórica corporación, muchas ellas de gran formato, seleccionadas de un fondo de más de 22.000 ejemplares bajo la falsa bóveda de una sala de reducidas dimensiones con un equipamiento expositivo permanente compuesto por 3 grandes vitrinas fijas, cada una de las cuales abraza un pilar estructural de la sala. En el interior de las dos primeras vitrinas, tres paneles pivotantes sobre su propio eje ofrecen sus caras trasera y delantera como superficie expositiva, mientras que en una tercera vitrina, más profunda, las obras se exhiben sobre el paramento que le sirve de fondo y sobre los soportes horizontales que van antepuestos a él.
Seleccionadas todas las piezas y repartidas en el espacio junto con sus textos explicativos, el gran reto era un mapa manuscrito de gran tamaño del siglo XVIII, pieza única de la cartografía española, en todas las acepciones del término y, sin género de dudas, obra estrella de la exposición: el mapa manuscrito de España de los jesuitas Carlos Martínez y Claudio de la Vega (1739-1743).
Se trata de una carta de España incompleta y manuscrita de gran calidad en las representaciones de accidentes geográficos y nitidez en la grafía, formada por 36 hojas de papel de 36 x 38cm, irregulares, algunas con papeles superpuestos, probablemente añadidos o correcciones, según nos relata Mariví Bescansa. Todas ellas van montadas sobre lienzo de lino. La separación de cerca de un centímetro entre las hojas de papel facilita el plegado del mapa. El perímetro, continúa Mariví, se remata con una cinta de seda. El tamaño total de todo el conjunto es de 225 x228 cm aproximadamente"
Las mayores complicaciones a las que nos enfrentábamos a la hora de ubicar y montar el mapa de Fernández y de la Vega en la sala de exposiciones eran consecuencia de sus características físicas: de una parte las dificultades que para su circulación e instalación suponían sus grandes dimensiones; de otra, el deterioro que pudiera infligirle su propio peso y la tensión de sus materiales, sometido a una exposición de poco más de tres meses.
Los requisitos de conservación, conjugados con las exigencias museográficas y todo ello adaptado al espacio expositivo, determinaron la ubicación definitiva de la pieza y sus características de montaje.
El primer paso fue definir el tipo de enmarcado que una pieza tan singular requería y el soporte sobre el que se exhibiría.
Fue así como desde el primer momento se consideró la necesidad de exponer la obra en un plano inclinado, para liberarlo de tensiones y al mismo tiempo facilitar la contemplación por parte del visitante.
"La principal dificultad del montaje de mapas de gran formato -dice Mariví Bescansa, responsable del montaje de ese gran mapa y de los demás de la muestra- suele ser el peso de las piezas y el riesgo de deformaciones y roturas durante el periodo expositivo.
Por ello es muy importante planificar con detalle todo el proceso, teniendo en cuenta tanto aspectos como la disponibilidad de espacio adecuado para la manipulación como la selección de todos los materiales necesarios en el proceso de montaje". Pero no sólo es importante estudiar y planificar bien esta operación: previamente hay que tener en cuenta cuestiones que pueden parecer tan baladíes como el movimiento de la obra y sus elementos de montaje dentro del propio edificio: barreras arquitectónicas, luz y ángulo de apertura y sentido del giro de las puertas, así como espacio de giro en los recodos del itinerario, escaleras y otros elementos de comunicación vertical… Todo se estudia cuidadosamente hasta dar con el recorrido más sencillo, pero, sobre todo, con aquél por el que los elementos puedan pasar con holgura.
No era el caso del propio mapa, que llegó al Museo dentro de una carpeta, plegado en sus cuarterones, el día previo a la inauguración, pero sí el del vidrio que había de protegerlo: un vidrio de ese tamaño y grosor tiene un peso tal que se barajaron otras posibilidades, como las más ligeras planchas de metacrilato, solución descartada, pues ni se encontraron en el mercado planchas de aquel tamaño ni resultaba estético utilizar dos, haciendo coincidir su línea de corte con la fisura entre los cuarterones; pero, sobre todo, no era esta última una solución aconsejable desde el punto de vista de conservación del documento.
“En lo que al marco se refiere -interviene Jesús García- los problemas de acceso hasta la sala de Las Musas hacían impensable la posibilidad de llevar el marco y el frente de cristal de seguridad montado en una sola pieza hasta ella. Además, el peso del conjunto multiplicaba los riesgos de manipulación y traslado por las escaleras del edificio. Tras valorar varias opciones, se ajustaron las medidas del marco para poder introducirlo en la Biblioteca y conducirlo hasta la sala de exposiciones con gran esfuerzo por parte de un reforzado equipo de montaje.
El enmarcado se realizó en moldura de haya, tipo arquitecto, de sección 20x40 mm. El mapa se fijó a un passe-partout de conservación, en carpeta, calidad museo. La fijación de la pieza se realizó con un montaje semipermanente con papel japonés y almidón. El frente está cerrado por un cristal de seguridad 4+4 extraclaro. Para dar una mayor estabilidad al conjunto se realizaron trasera y bastidor de refuerzo atornillados a la moldura”.
“El montaje de la obra en el marco tuvo lugar un lunes a museo cerrado en la sala contigua a la de exposición, puesto que necesitábamos un espacio cercano, amplio y diáfano como el de esa sala para poder trabajar en plano.
Para el soporte de apoyo de la pieza nos basamos en la amplia experiencia en el traslado y manipulación de obras de arte, donde habitualmente se realizan bastidores inclinados o A-frame para aquellas piezas de mayor volumen que necesitan ser trasladadas en vehículos especiales. El soporte se realizó en estructura de pino norte forrado de DM ignífugo. Se consiguió una superficie totalmente plana en la que se apoya el enmarcado. Para evitar que los visitantes pudieran tocar la pieza se amplió la base inferior de la estructura a modo de tarima, como elemento disuasorio de cualquier acercamiento excesivo. El acabado final del soporte se realizó en el mismo color que el resto de la exposición”.
"Este mapa, por su importancia y rareza, se muestra y manipula con relativa frecuencia -toma de nuevo la palabra Mariví- y es fundamentalmente en esas ocasiones cuando la pieza puede sufrir daños en su estructura, sobre todo en las zonas de plegado, donde la tela es mas vulnerable a causa de los plegados y desplegados, y por el gran peso que ha de soportar en estos canales intermedios por la diferencia de tensiones entre los materiales (tela y papel).
En los últimos años este mapa ha sido expuesto en otras dos ocasiones. Estas circunstancias junto con el hecho de que entre los fondos del Servicio de Cartografia existan muchas otras obras de gran formato con problemática similar, es la causa por la que hemos ido aprendiendo y corrigiendo los procesos y modos de manipulación y montaje.
Para esta exposición se ha realizado un montaje semipermanente empleando papeles japoneses de gran resistencia y flexibilidad aplicados con adhesivo de almidón que aportan la fuerza necesaria para soportar el peso de esta gran pieza. Es al mismo tiempo un tipo de montaje respetuoso y reversible.
Los cartones empleados tanto en la base como en la ventana son cartones de conservación.
Como ha comentado Jesús, la obra se presenta enmarcada y acostada sobre un gran bastidor con un ángulo de inclinación sobre la vertical que permite que el mapa repose ligeramente, evitándose así las fuertes tensiones del peso en vertical y, con ello, las consiguientes deformaciones.
Se plantea ahora la posibilidad de conservar la pieza enmarcada para preservarla de futuros daños en su manipulación. Pero tanto el problema del espacio como algunas otras consideraciones sobre la idoneidad de esta permanencia, hacen que la cuestión no esté aún resuelta”.
Museo de la BNE, a partir de textos de María Victoria Bescansa Miquel (BNE) y Jesús García Navarro (SIT Spain)
Hasta el 18 de mayo puedes ver este mapa y su montaje
Conferencia "Mapas y cartógrafos en la Real Sociedad Geográfica"
El mapa de Martínez y de la Vega en la Biblioteca Digital Hispánica