Una versión virtual de lo material II
Los incunables españoles de la BNE en Biblioteca Digital Hispánica (La colección)
Combinación de minúsculas góticas y mayúsculas romanas: Sacramental de Clemente Sánchez de Vercial (Inc/2055)
Como contábamos en una entrada reciente de este blog, en los últimos meses la Biblioteca Nacional de España ha llevado a cabo un proyecto de creación de una colección virtual de incunables españoles actualmente accesible en Biblioteca Digital Hispánica. El resultado pretende ser fiel a una colección representativa de la producción impresa de la España del siglo XV. Abarca más de 350 ediciones de las 1.050 que se estima salieron de las prensas españolas (un número modesto si se considera que el número total estimado de ediciones incunables es de 40.000) y con obras procedentes de la mayor parte de las localidades que en aquellos años contaron con imprenta: Segovia, Sevilla, Toledo, Salamanca, Burgos, Valladolid, Zamora, Pamplona, Monterrey y Granada en la Corona de Castilla; Barcelona, Valencia, Zaragoza, Lérida, Híjar, Gerona, Valldemosa y el Monasterio de Montserrat en la Corona de Aragón. Solamente algunas localidades con pequeñas imprentas están ausentes de la colección: Puebla de Montalbán, Guadalajara, Coria, Tortosa, Tarragona y las poco tiempo atrás incorporadas al Reino de Aragón Cagliari y Perpiñán. Los primeros incunables españoles fueron impresos en Segovia por Juan Parix, de cuyas ediciones primitivas de 1472, año de llegada de la imprenta a la Corona de Castilla, y con ella a la Península Ibérica, la BNE cuenta con varios ejemplares.
Un dato destacado es el alto número de ediciones conservadas en la colección de la BNE de las que actualmente no se conocen más ejemplares en el mundo. Esto no implica, por supuesto, que tales ejemplares no existan: no existe constancia de ellos en ninguna biblioteca con fondo incunable recogida en las grandes bases de datos Incunabula Short Title Catalogue y Gesamtkatalog der Wiegendrucke, que inventarían los ejemplares conocidos. Sin embargo, mientras se escriben (o se leen) estas líneas, un nuevo incunable puede aparecer en la biblioteca que alguien ha heredado recientemente de un familiar aficionado a la bibliofilia, o en un puesto del Rastro madrileño, o un par de hojas de un ejemplar hasta ahora desconocido pueden estar alumbrando un salón desde la tulipa de una lámpara. En el momento en que se redacta este texto la colección de incunables españoles de la BNE cuenta con 52 ejemplares de ediciones de las que no hay localizado otro ejemplar en el mundo. En algunos casos se trata, además, de ejemplares fragmentarios, que constituyen el único acercamiento a ediciones determinadas de las que no hay constancia en la actualidad de ningún testimonio completo. Sí existen, en ocasiones, referencias anteriores a ejemplares que desgraciadamente no han llegado hasta nosotros.
Tiende a pensarse de los impresos del siglo XV que, al constituir un corpus cerrado que ha sido, además, muy estudiado desde hace más de un siglo, se trata de un conjunto de obras ya totalmente conocidas que se han descrito con detalle. Esto, sin embargo, no siempre es así. Existen numerosas ediciones de las que aún sabemos poco por conocerse solamente por referencias (pero sin contar en la actualidad con ejemplares que podamos consultar) o por haberse conservado únicamente de modo fragmentario. En cuanto a la tipología de las obras que componen esta colección, es relativamente extensa; abarca un gran número de obras de contenido religioso (obras de devoción, tratados de liturgia, misales o breviarios, entre otras), literatura clásica y moderna en latín y lenguas vernáculas, documentos legales y administrativos emitidos por autoridades civiles y eclesiásticas (leyes y recopilaciones de leyes, bulas) o textos teóricos (de tema científico, técnico y del ámbito de las humanidades).
Sigue siendo tema de debate: Bula de indulgencias en favor de la cristianización de Guinea y las Islas Canarias (Inc/2710/10)
En primer lugar abundan, como es esperable, obras de contenido religioso de muy diversa tipología. Un interesante ejemplo de obra de devoción, un género profusamente cultivado en la época, es el Inc/521(1), ejemplar único de la edición sevillana de 1493 de la Imitatio Christi o Libro de remedar a Cristo e del menosprecio de todas las vanidades del mundo de Tomás de Kempis, que tan influyente sería en los siglos siguientes. De las siete ediciones incunables españolas de la obra del agustino neerlandés la BNE cuenta con dos: la valenciana de 1491, en valenciano y presumiblemente a cargo de Pedro Hagenbach y Leonardo Hutz (aunque hay quien lo atribuye a Nicolás Spindeler) y la sevillana de 1493, en castellano, de la que no se conservan más ejemplares. De otro lado, se conservan abundantes tratados de liturgia, como es el caso del Inc/615, el Sacramental de Clemente Sánchez de Vercial, de dudosa atribución en lo relativo a su impresión (es posible que fuera impreso en Burgos por Fadrique de Basilea en 1475 o 1476, aunque existen cuantiosas dudas al respecto) y uno de los infrecuentes casos de edición incunable que combinan letra gótica y romana, empleando la segunda exclusivamente para las mayúsculas. El mismo fenómeno se observa en el Inc/2055, edición de la misma obra también presuntamente impresa por Fadrique de Basilea por las mismas fechas. En ambos casos se trata de ediciones de las que apenas se conocen ejemplares en el mundo. También representativas de la producción incunable son los libros de horas impresos, semejantes aunque más modestos que sus equivalentes manuscritos, como es el caso del Inc/2724, las hermosas Horae ad usum romanum impresas en Zaragoza por Jorge Coci, Leonardo Hutz y Lope Appentegger en el año 1500, casi despidiendo el siglo. Nuestro ejemplar posee, además, una hermosa encuadernación en piel gofrada.
Las ediciones literarias de clásicos y autores contemporáneos empiezan también a despuntar, si bien en menor medida que las anteriores. Se conservan numerosas elegantes ediciones de clásicos latinos, con cierta frecuencia con la correspondiente letra romana, que contrasta con el grueso de la producción española en que, por influencia alemana, se privilegió la gótica. Entre ellas pueden citarse una edición de la Ética a Nicómaco, la Política y la Economía de Aristóteles publicadas en Barcelona en 1473 por Enrique Botel, Jorge von Holtz y Juan Planck y traducidas al latín por Leonardo Aretino (Inc/1151), uno de cuyos ejemplares, profusamente anotado, cuenta con una hermosa orla manuscrita e iniciales miniadas. O unas sencillas Fábulas de Esopo (Inc/359(4)), salidas de las prensas de Lambert Palmart, en Valencia, entre 1473 y 1474. Junto a ellas, entre las obras contemporáneas en lengua vernácula puede citarse la edición sevillana del Laberinto de fortuna o las Trescientas de Juan de Mena impresa en agosto de 1499 (Inc/621). Las trescientas coplas de arte mayor de que se compone el poema alegórico inspirado en Dante y dedicado al rey Juan II, “impresas con mucha diligencia y corrección por Joannes Pegnizer de Nurenberga y Magno y Thomas, compañeros alemanes“ y acompañadas de una glosa de Hernán Núñez de Toledo, fueron todo un best seller prerrenacentista y siguen siendo consideradas un clásico de la literatura tardo-medieval. Otro interesante ejemplo, muestra además de abundantes vicisitudes bibliográficas, es la edición salmantina impresa por Juan de Porras alrededor de 1498 de las Coplas de Mingo Revulgo (Inc/2739), coplas satíricas glosadas por Fernando del Pulgar y acompañadas por sus Cartas, una edición que ha dado pie a una sucesión de descripciones bibliográficas en que ambas partes se consideraron obras independientes, atribuida esta última, además, a un taller de imprenta diferente. El ejemplar completo que actualmente se conserva en la BNE, el único conocido de estas características, fue adquirido en el año 2000. Cabe también destacar el Inc/2134, único ejemplar de la primera edición de la novela sentimental Cárcel de amor de Diego de San Pedro, impreso en Sevilla en 1492 por los llamados Compañeros Alemanes (Pablo de Colonia, Juan Pegnitzer, Magno Herbst y Tomás Glockner). El ejemplar de la conocida novela sentimental, bastante deteriorado y con varias hojas mutiladas, procede de la biblioteca del erudito Nicolás Böhl de Faber y posee unas hermosas iniciales xilografiadas.
Muy leído y editado desde entonces: Las Trescientas o Laberinto de Fortuna de Juan de Mena (Inc/651)
Entre los textos de carácter administrativo y legal pueden mencionarse textos tales como las abundantes ediciones de las Ordenanzas Reales de Castilla, recopilación de las normas jurídicas del Reino de Castilla también conocidas como Ordenamiento de Montalvo por el nombre de su compilador, el jurista Alfonso (o Alonso) Díaz de Montalvo. La rara edición impresa en Huete por Álvaro de Castro en 1485 (Inc/1142), y de la que apenas se conocen ejemplares destaca por su tipografía, iniciales y orlas. Junto a estos textos es importante destacar el gran número de bulas impresas en estos años, un tipo de documento bastante extendido en la época del que, sin embargo, la BNE conserva pocos ejemplares, probablemente a consecuencia de sus propias características físicas, ya que con frecuencia se trata de una hoja suelta. Un caso interesante es el de la conocida como Bula de Guinea, o Bula de indulgencias en favor de la cristianización de Guinea y las Islas Canarias (Inc/2710/10), de la que únicamente se conoce el ejemplar de la BNE y que, como es frecuente en este tipo de documentos, carece de datos de impresión. La bula fue impresa, según diversos especialistas, en Sevilla por Antonio Martínez, Bartolomé Segura y Alfonso del Puerto. El acuerdo, sin embargo, se acaba al llegar al momento de la fecha de impresión, que en su momento Konrad Haebler datara en 1480: así, mientras Harry Wohlmuth sostenía en su artículo de 1992 “Las más tempranas bulas de indulgencias españolas impresas” que databa de 1472-1473, una fecha muy temprana para la imprenta hispalense pero compartida (con algunas reservas) por Julián Martín Abad en su Catálogo bibliográfico de la colección de incunables de la Biblioteca Nacional de España, el estudio más reciente de Fermín de los Reyes apuesta por una fecha más tardía, entre 1477 y 1478, basándose en datos tipográficos y contextuales. Sirva este debate como ejemplo de la falta de acuerdo que aún existe sobre determinadas ediciones incunables.
Conservamos asimismo un buen número de tratados teóricos dedicados a diferentes disciplinas, muchos en lengua vernácula, que comienza a competir con el latín. Entre ellos, la conocida primera edición de la Gramática castellana de Antonio de Nebrija a cargo de Juan de Porras en Salamanca, en 1492 (Inc/2142), junto al que pueden consultarse sus célebres Introductiones latinae en la edición también salmantina de Alonso de Porras de 1481 (Inc/2625), de la que no se conocen más ejemplares. De otros campos del saber contamos con ejemplos como La cirugía de maestre Lanfranco Mediolanense (Inc/2896), publicado en Sevilla en 1495 por los cuatro compañeros alemanes y último incunable adquirido por la BNE. Y, junto a ellos, curiosas obras como el Arte de ajedrez (Inc/510) impreso en 1496 en Salamanca por Leonardo Hutz y Lope Sanz y reconocido como el primer tratado de ajedrez moderno, publicado junto a una Repetición de amores en una combinación de textos hoy sorprendente.
Finalmente, merece la pena dedicar unas palabas a los incunables hebreos impresos en Híjar, en la Corona de Aragón, de los que la BNE cuenta con dos ediciones. Una de ellas es el Pentateuco (Inc/2711) impreso en lengua hebrea por Eliezer ben Alantansi entre 1487 y 1488. Salvo estos casos puntuales, que suponen además la introducción en la imprenta española del alfabeto hebreo, la producción incunable española está escrita principalmente en español, latín y catalán. Como ejemplo de estos últimos, y a modo de edificante despedida, este ejemplar único de la primera edición del Memorial del peccador remut de Felip de Malla (Inc/2094) impreso en Gerona en 1483 “a despeses den Mateu Vendrell, mercader”.