Grabaciones sonoras
La colección es un fiel reflejo de la historia de la edición fonográfica española. Comprende desde los primeros soportes, como discos de Aristón, cilindros de cera o rollos de pianola, hasta los más modernos. Actualmente la colección ha superado los 600.000 documentos ingresados tanto por compra, donativo o Depósito Legal.
Colección de registros sonoros
La colección de grabaciones sonoras que conserva la BNE, está compuesta tanto por grabaciones musicales, la mayor parte de la colección, como por grabaciones que registran la palabra hablada, las cuales conforman el Archivo de la Palabra. La colección es un fiel reflejo de la historia de la edición fonográfica española. Comprende desde los primeros soportes, como discos de Aristón, cilindros de cera o rollos de pianola, hasta los más modernos, Cds, Mp4.
La colección de documentos históricos, que ingresan por compra y donativo, está formada por discos perforados, Ariston (51), Ariosa (12) y Herophón (38); cilindros de cera (522); rollos de pianola (6483) y discos de pizarra (30.000).
Con la ley de Depósito Legal de 1938 (Decreto de 13 de octubre) comienza el ingreso de obras fonográficas en discos de pizarra, a los que siguieron los discos de vinilo, cuyo número se aproxima a los 300.000, alrededor de 160.000 casetes y 180.000 CDs y un centenar de mp3, mp4.
La colección del Servicio de Registros Sonoros ha superado actualmente los 600.000 documentos, ingresados por compra, donativo canje y fundamentalmente Depósito Legal.
Historia de la colección de registros sonoros
Los inicios de la colección se remontan a la Orden Ministerial de 1938 y decretos ministeriales de 1942 de Depósito Legal y de Propiedad intelectual de Obras Fonográficas, que establecen como requisito previo e indispensable para que se lleve a cabo el reconocimiento de la propiedad intelectual “la obligación de depositar el disco en la Biblioteca Nacional”.
Las grabaciones sonoras siempre han sido productos muy populares y objeto de un próspero comercio, por lo que tienen gran valor testimonial para conocer la realidad sociocultural de cada época, su folclore, tendencias y gustos musicales, la voz de sus literatos, políticos, científicos, humoristas, etc. Las empresas fonográficas y sus distintos sellos reproducen lo que la sociedad demanda y, por tanto, las colecciones históricas de grabaciones son herramienta de investigación imprescindible para sociólogos y musicólogos. A lo largo de estos últimos años, la colección de la BNE ha experimentado espectaculares cambios relacionados con los avances tecnológicos que han acompañado el paso de los soportes analógicos a los digitales, y también con la aparición de Internet y la profunda transformación que ha impuesto a las industrias fonográficas y audiovisuales.
Sección Archivo de la Palabra o grabaciones sonoras no musicales
Dentro de la colección de sonoros de la Biblioteca Nacional la palabra ocupa un lugar destacado. Sus primeros fondos proceden del suprimido Archivo de la Palabra del Centro de Estudios Históricos y posteriormente se han ido incrementando, formándose dos colecciones diferenciadas:
1º La edición comercial, formada por los fondos procedentes de compra, canje, donativo y depósito legal en distintos soportes, desde cilindros de cera, discos de pizarra y vinilo hasta los soportes en CD actuales. Se recogen las voces de insignes personajes de todos los ámbitos a través de discursos, lecturas, etc. : Alfonso XIII, Unamuno, Cela…
2º El Archivo de la Palabra de la Biblioteca Nacional (memoria oral, y ahora también audiovisual, de la institución) está integrado por los actos culturales realizados en el Salón de Actos de la Biblioteca desde 1973 y grabados en cinta abierta, casete o cinta DAT (Digital Audio Test). Actualmente, y prácticamente digitalizados, se encuentran agrupados en series relacionadas con los diferentes ciclos de conferencias. Desde junio del 2006, están grabados en soporte DVD y desde 2011, subidos casi todos al canal de YouTube de la Biblioteca Nacional de España, siempre que las personas que hayan intervenido en el acto hayan dado su consentimiento para ello.
Los fondos
Cilindros de cera
En 1877 Tomás A. Edison inventó los cilindros de fonógrafo, primer medio para poder grabar y reproducir el sonido. Los primeros fueron de papel de estaño, después de cartón parafinado y a partir de 1890 de cera maciza. El fonógrafo fue el primer aparato en registrar y reproducir sonido. Funcionaba mediante una aguja sujeta a una membrana, que recogía las vibraciones producidas por la música, la voz o cualquier otro sonido, y las grababa mediante surcos en la superficie del cilindro. El impacto de este invento llevó a colaborar a ingenieros, científicos, artistas, comerciantes, etc. que lograron perfeccionar el mecanismo de los posteriores gramófonos de discos, inventados por Emilio Berliner, y que solo servían para reproducir sonidos pregrabados.
La colección actual de cilindros de la BNE está casi toda catalogada y se puede consultar a través del catálogo de la Biblioteca Nacional de España. Está formada por 522 piezas, que han sido colocadas en cajas individuales de conservación que garantizan la óptima preservación de contenidos y de envases originales. Contienen grabaciones originales y, en ocasiones, únicas, de intérpretes españoles de finales del siglo XIX y principios del XX. La mayoría de los cilindros fueron producidos por casas fonográficas españolas: Sociedad Anónima Fonográfica (Madrid), Sociedad Fonográfica Española de Hugens y Acosta (Madrid), Viuda de Aramburu (Madrid), etc., y recogen interpretaciones de bandas, orquestas, solistas y cantantes españoles, así como fragmentos de obras extranjeras: Jota de La Dolores, Marcha de Tannhäuser, el pasacalle de Agua, azucarillos y aguardiente, el pasodoble Frascuelo por la Banda de Ingenieros, Terceto de Marina por el tenor Sr. Bezares, la Canción del espejo de La Viejecita por Blanca del Carmen, jotas aragonesas grabadas entre 1898 y 1899 por Balbino Orensanz, con voces de los mejores joteros de la época, etc. Son cilindros de cantantes españoles del momento, grabaciones de fragmentos muy conocidos y otros olvidados, a veces más importantes que los conocidos. De todas formas, las grabaciones, ya sean conocidas o desconocidas, son las primeras zarzuelas que se grabaron y, en algunos casos, la única grabación que se conserva.
La opera es otro de los géneros que forma parte de la colección. Seis son del gran tenor vasco Constantino, de las marcas extranjeras Pathé y Edison. Los restantes son españoles, con los fragmentos y arias más famosas de la época. Los cuatro cilindros de la ópera Marina de Arrieta se pueden considerar los primeros y quizás únicos que existen.
Entre los cilindros de flamenco, fabricados en España, destacan los de El Mochuelo, que llegó a grabar casi todos los estilos del flamenco. Entre ellos, hay que resaltar las Jaberas, un palo flamenco olvidado del que quizás solo exista este ejemplar.
Además, la colección cuenta con el primer curso por correspondencia de español para hablantes de lengua inglesa que lleva por título Spanish Gold Moulded Record (1905), editado en 25 cilindros por la International Correspondence School, de Scranton, Pensylvania.
Para la reproducción de su colección de cilindros, la BNE cuenta con un fonógrafo Gramophone, del año 1895, y con otro Edison Home Phonograph. Parte de la colección esta digitalizada por los propios coleccionistas a los que fueron adquiridas y se puede acceder a ella para escucharla a través de la Biblioteca Digital Hispánica.
A continuación se incluye un registro sonoro proveniente de uno de los cilindros adquiridos por la Biblioteca Nacional, contiene la pieza Carceleras, la más conocida de la zarzuela Las hijas del Zebedeo, de Ruperto Chapí. La grabación se realizó en torno al año 1900 y la pieza está interpretada por la señorita Nieves.
Rollos de pianola
Los primeros rollos musicales de papel perforado aparecieron hacia 1880. Pueden escucharse por medio de un instrumento mecánico de teclado denominado pianola, que funciona con un sistema neumático accionado por el pedaleo del pianolista. Las distintas notas musicales se producen al tiempo que va desenrollándose el papel, que lleva codificadas la posición de las notas del teclado en la colocación de las perforaciones.
La colección de rollos de pianola, procedente de compra y donativo, asciende a 6413 documentos y se inició en 1990 con la compra de 550 rollos y una pianola Srterling de 1918. La pianola fue muy popular en España en el primer tercio del siglo XX y la fabricación de rollos supuso un gran negocio. Los rollos de la BNE fueron producidos por diversas casas editoras extranjeras y españolas: Victoria (la marca más conocida), Best, Minerva, Diana, Princesa, Edición Mott, España Musical, Melodía, Poch, Clave, etc. La colección recoge un repertorio muy diverso: desde las frivolidades del momento hasta fragmentos de zarzuelas, óperas, etc., pero también obras de piano más vanguardistas. El repertorio clásico convive con los cuplés y los bailables más populares de la época, como fox-trots, one-steps, tangos, etc., que también fueron producidos en gran número por los editores de partituras de la época.
Digitalización de los rollos de pianola
En 2016 Los rollos de pianola de la Biblioteca Nacional de España rompieron su silencio en el depósito para inundar con su música la web de la BNE a través de la Biblioteca Digital Hispánica (BDH). Desde cada uno de los registros (más de 1.600) no sólo pueden escucharse las piezas “encerradas” en este soporte, sino que también puede verse la imagen del rollo físico, así como sus portadas.
El proyecto de digitalización de los rollos –contó con el apoyo de Telefónica- se abordo junto con el Departamento de Arte y Musicología de la Universidad Autónoma de Barcelona, atendiendo aspectos muy diversos: digitalización, ingeniería de software, restauración de los soportes originales, preservación digital y musicología.
Se han digitalizado 3644 rollos de pianola que se pueden disfrutar en streaming a través de la Biblioteca Digital Hispánica.
Discos perforados
Los primeros discos que se utilizaron para la reproducción del sonido en el siglo XIX empleaban aparatos reproductores (los “tocadiscos” más primitivos) basados en mecanismos neumáticos similares al del organillo (como en los modelos Ariston, Ariosa o Herophon) o de caja de música (como en el Symphonion). Al girar los discos sobre el plato, accionados por una manivela, las perforaciones activan los mecanismos de producción de sonido. La duración de cada pieza es siempre muy breve y coincide con lo que tarda en girar el disco una vuelta completa; a partir de ese punto, la música empieza a repetirse.
La actual colección de discos perforados en cartón o en metal que ha ingresado por compra y donativo en la BNE está formada por discos perforados Ariston (51), Ariosa (12) y Herophón (38). Todas las piezas están fabricadas entre 1880 y 1900.
El repertorio grabado por este procedimiento consiste sobre todo en fragmentos muy populares de zarzuela (por ejemplo de La Gran Vía, de F. Chueca), valses, himnos nacionales, pequeñas piezas pianísticas, etc.
Digitalización de los discos perforados
La digitalización de los discos perforados se llevo a cabo gracias a la alianza establecida entre la BNE y Tecnilógica, una empresa de desarrollos tecnológicos que puso a punto un software capaz de traducir la codificación de sonido que encierran estos soportes. El Support Action Centre of Competence in Digitisation (Succeed), impulsado por la Unión Europea y coordinado por la Universidad de Alicante, reconoció a la empresa española Tecnilógica con una mención honorífica en los Premios Succeed 2014 por este proyecto de digitalización. Ahora los usuarios pueden acceder a la imagen y al sonido de más de 70 discos perforados de finales del siglo XIX a través de la interfaz de Biblioteca Digital Hispánica.
Discos de pizarra
Desde la invención del gramófono por E. Berliner en 1887, hasta mediados de los años cincuenta del pasado siglo, se editaron cientos de miles de grabaciones en discos de pizarra (también llamado “disco de piedra”), abarcando todos los géneros: música clásica, flamenco, zarzuela, marchas militares, música popular, ligera, óperas, archivo de la palabra, etc.
La colección de discos de pizarra de la Biblioteca, procedentes de compra, donativo y depósito legal, está formada por más de 30.000 unidades de distintos sellos discográficos españoles y extranjeros: Compañía del Gramófono Odeón: Pathé, MGM, Regal, La Voz de su Amo, Columbia, Decca, Philips, etc.
Los discos de pizarra más antiguos corresponden a los primeros años del siglo XX y recogen sólo pequeños fragmentos de obras de duración muy reducida. Podemos apreciar cómo se produjo, con el transcurso del tiempo, una evolución en los temas grabados: al principio predominaban las grabaciones de música clásica y escénica (zarzuelas, óperas, cuplés, etc.), mientras que a partir de los años cuarenta, siguiendo la estela de otros países, comenzó una producción masiva de temas populares, más acordes con los gustos del momento y con una mayor difusión comercial de los discos. En el repertorio conservado en la Biblioteca, también tienen importante presencia el folclore y las grabaciones no musicales o de archivo de palabra, con colecciones tan significativas como las recogidas por Tomás Navarro Tomás para el Instituto de Estudios Históricos.
Hay que destacar importantes donaciones en los últimos años como la de la Warner España y compras de disco de pizarra a coleccionistas.
En estos momento se puede disfrutar en “streaming” la música que se escuchaba en la primera mitad del siglo XX, sus autores, los intérpretes, los géneros y los variados estilos que demandaba la sociedad conectándose a la Biblioteca Digital Hispánica (BDH) que ha añadido las primeras grabaciones sonoras en disco de pizarra que ingresaron en la institución. A través de la red, los usuarios pueden escuchar libremente una parte importante del rico fondo musical de la Biblioteca Nacional. Entre los más destacados se encuentran un fragmento de La Bohème de Puccini y monólogos de humor de otras productoras extranjeras como La cáscara de pepino de Pinedo. La obra española más antigua corresponde a un fragmento de La Dolores del maestro Bretón, interpretada por Florencio Constantino.
En el caso de los discos de pizarra digitalizados, el acceso a los discos es a través de un carrusel de listas de reproducciones destacadas (Blues, cuplés, flamenco … etc.)
Discos de vinilo
A finales de la década de los cuarenta empezaron a editarse los primeros discos de vinilo (también llamados “microsurcos” o “discos de plástico”). Durante un tiempo el nuevo soporte convivió con el disco de pizarra, pero hacia 1956 lo sustituyó completamente, como medio más adecuado para la comercialización del sonido grabado.
El disco de vinilo gozó de enorme popularidad durante la segunda mitad del siglo XX, época dorada de la industria discográfica, y generó un importante fenómeno de coleccionismo público y privado.
Se presenta básicamente en dos formatos, el “single”, de menor tamaño y capacidad, y el “long play” (más conocido por sus iniciales “LP”). Las velocidades de giro suelen ser de 45 o 78 rpm para los discos de menor formato y de 33 1/3 para los de larga duración. Los aparatos reproductores (“tocadiscos” o “pickups”) se fabricaron en distintas modalidades de sonido monoaural o estéreo y en múltiples modelos y tamaños, como corresponde a un objeto de consumo que fue muy popular en todos los hogares españoles durante casi cuarenta años.
Aunque en la última década del siglo XX el disco de vinilo fue desbancado por la tecnología digital y el CD Audio, todavía hoy se mantiene una producción de discos de vinilo dirigida a profesionales, coleccionistas o melómanos, que ingresa en la BNE por depósito legal. El tocadiscos actual sustituye la aguja tradicional por un haz de láser, como en los reproductores de CD.
La colección de discos de vinilo es la más voluminosa entre todas las de sonido grabado que conserva la BNE. Empezó a formarse desde finales de los años cincuenta, a través de ingresos procedentes del cumplimiento de la Ley de Depósito Legal. Actualmente está constituida por unos 300.000 documentos, en su mayoría ediciones comerciales de conocidas casas discográficas: Belter, Columbia, Emi-Odeón, Hispavox, Mercury, Polydor, RCA Española, Zafiro, etc., aunque también hay una importante colección de carácter institucional y no comercial, como las grabaciones de música histórica española promovidas por el Ministerio de Educación y Ciencia, por asociaciones de compositores, Radio Nacional de España, etc.
En los últimos años la BNE ha incrementado su colección de vinilos gracias a importantes donaciones como la de Germán Coppini, Pedro Machado de Castro, Fernández Cid etc.
La colección vinilos no está catalogada en su totalidad y su proceso es una prioridad para el Servicio de Registros Sonoros.
Cintas magnéticas
Existen diferentes modalidades:
- Cinta abierta, soporte en el que se conservan las primeras grabaciones de los actos culturales celebrados en la Biblioteca Nacional en la década de 1980, actualmente pasadas a cintas DAT para su conservación y consulta.
- Cartucho, un formato de ocho pistas grabadas en un solo sentido que alcanzó muy poca difusión comercial. La colección de la BNE es de 3.134 cintas que contienen en su mayoría música ligera de los años sesenta y setenta.
- Casete, que fue, junto al disco de vinilo, el sistema más popular de grabación y comercialización del sonido, por lo que una parte importante de su edición comercial se corresponde con otra idéntica en disco. La colección de la BNE es de unas 160.000 cintas de todos los géneros musicales y de archivo de la palabra.
- Hilo magnético, utilizado en la primera mitad del siglo XX como sistema de grabación de emisiones radiofónicas. La BNE cuenta con un aparato reproductor para este tipo de soporte y una pequeña colección de himnos y discursos políticos (con las voces de Manuel Azaña, Dolores Ibarruri, el general Queipo de Llano, el cardenal Segura, etc.), la mayoría emitidos durante la Guerra Civil de 1936-1939. A la colección de hilos magnéticos ingreso por compra en la BNE, se puede acceder a través de la Biblioteca Digital Hispánica, pero solo a aquellos que fueron digitalizados por el coleccionista al que se compraron. La signatura de los hilos magnéticos es CHM.
- Cintas digitales (Cintas DAT). Es un soporte utilizado principalmente como medio de conservación y difusión de grabaciones realizadas originalmente por procedimientos analógicos. Una parte importante de la colección de discos de pizarra de la BNE se conserva también en este tipo de cinta (trabajo que se realizó entre 1996 y 2000), así como las copias de seguridad de los actos de la Biblioteca Nacional.
Digitalización de los soportes magnéticos
En 2016 la Biblioteca Nacional de España ha iniciado su primer proyecto de digitalización masiva centrada en soportes magnéticos de audio (casetes y cartuchos). Unos soportes que no solo tienen un alto riesgo de deterioro físico dada su naturaleza, sino que se enfrentan además a una tecnología obsoleta, pues la disponibilidad de lectores adecuados y funcionales es cada vez menor, no sólo en el mercado, sino en las instituciones depositarias de este tipo de formatos. En el caso de la casete, dado su volumen, se ha hecho una selección para el proyecto de digitalización, apoyado por Red.es, teniendo en cuenta varios criterios: música española, compositor, letrista o intérprete español y dentro de esta selección, los casetes editados hasta 1975. Al mismo tiempo y con los mismos criterios, se han seleccionado grabaciones no musicales o archivo de la palabra, que recogen las voces de poetas, políticos, filósofos, obras de teatro, recitados humorísticos, etc. Junto a las casetes se ha digitalizado parte de la colección de otro soporte magnético, la colección de cartuchos, cintas que contienen en su mayoría música ligera de los años sesenta y setenta. Se denominaron música de gasolinera, porque era un soporte usado sobre todo por camioneros.
El objetivo fundamental de este proyecto ha sido la preservación, y aunque, en un primer momento, todo este material no quedará accesible a través de la red, se estudiarán las posibilidades para esta puesta a disposición del público, respetando en todo momento la legislación de propiedad intelectual vigente.
Todo ello ha sido posible gracias al convenio de colaboración que fue suscrito entre la BNE y la entidad pública empresarial Red.es, para la preservación digital y la puesta a disposición de los ciudadanos de los fondos de la BNE.
Discos compactos
El soporte digital CD-Audio está aún vigente en el mercado y desplazó completamente en la década de 1990 a la casete y al disco de vinilo. La colección de la BNE ha ingresado mayoritariamente por depósito legal, pero también se reciben por donativo y canje, y supera en la actualidad los 180.000 documentos.
Entre las principales discográficas que producen discos compactos en España pueden citarse BMG Ariola, PDI, Blue Moon Producciones Discográficas, Polygram Ibérica, EMIOdeón, etc.; algunas de ellas, como Fonotrón, se especializaron en la remasterización de grabaciones antiguas.
Con diferencia, el contenido predominante en la edición española de discos compactos es la música pop nacional, que constituye la mayor parte de la colección de la BNE. A mucha distancia le siguen otros géneros, como la música de escena (zarzuela, comedias musicales, música de cine, etc.), la música tradicional o la música histórica española (con algunos sellos especializados como Verso, Arsis, Glossa, La Má de Guido, Tritó, Columna, Pneuma, etc.).
El flamenco tiene también importante presencia en la producción fonográfica española, que ofrece colecciones de grabaciones históricas (algunas avaladas por entidades como el Centro Andaluz de Flamenco), junto a las tendencias y mezclas más actuales.
Grabaciones sonoras no comerciales
A través del donativo, la BNE ha adquirido documentos sonoros inéditos, bien por iniciativa del propio productor (investigador), o por el deseo de sus herederos. Entre ellos destacan los archivos sonoros que se pueden consultar a través del catálogo de la biblioteca:
- El archivo sonoro del etnomusicólogo y músico Ramón Pelinski
- El archivo sonoro del folclorista Julio Camarena Laucirica
- El archivo sonoro de Miguel Manzano, compositor e investigador de música popular tradicional.
- El archivo sonoro del organista y compositor Felipe Magdaleno Bausela
- Parte del archivo sonoro de Dorothé Schubart, musicóloga y compositora Suiza
- El archivo sonoro y audiovisual del filólogo y folclorista José Manuel Pedrosa
Colaboraciones con otras fonotecas nacionales e internacionales
El servicio de registros sonoros de la BNE pertenece a organizaciones internacionales como la IASA y nacionales como AEDOM (Asociación Española de Documentación Musical), en concreto en la Comisión de Archivos sonoros, cuyo proyecto principal es la Base de datos Matriz (base de datos cooperativa que recoge información sobre los catálogos discográficos publicados hasta el año 1959, localizados en diferentes colecciones de bibliotecas, archivos y museos de la Península Ibérica)
Jornada por el Día del Patrimonio Audiovisual
Desde el año 2011 se celebra anualmente la Jornada conmemorativa del Día Internacional del Patrimonio Audiovisual, declarado por la UNESCO el 27 de octubre, organizadas por los Servicios de Registros Sonoros y de Audiovisuales. La Jornada se articula en dos o tres mesas redondas en las que intervienen especialistas de la BNE y de otras instituciones, profesionales de Radio, profesores universitarios, investigadores y coleccionistas. Las Jornadas retransmitidas por streaming son catalogadas en el Archivo de la Palabra de la institución. Se puede acceder a ellas de forma presencial en la Sala Barbieri y a través del enlace al canal de YouTube de la BNE. También desde el año 2013 se han ido publicando las actas en formato digital en la página Web de la BNE.
Reutilización de las colecciones sonoras
Entre los proyecto de BNElab esta Comunidad BNE. En el caso de los documentos sonoros los usuarios pueden contribuir al enriquecimiento de las autoridades de grupos musicales, a través del proyecto ¿A qué te suena?.
¿A qué te suena? El objetivo de este proyecto es obtener la mayor información posible sobre los grupos musicales que forman el catálogo de la BNE. Para ello, las personas que quieran colaborar deberán contestar una serie de preguntas sobre las distintas bandas, como en qué género musical se puede encuadrar el grupo, de dónde es originario o si sigue en activo.