Manuscritos en alfabetos no latinos

La BNE incluye en su colección conjuntos no muy numerosos de manuscritos en escritura griega, hebrea, árabe e, incluso, en otras lenguas africanas, como el ge’ez o etiópico clásico, lengua litúrgica de la iglesia etíope, coleccionados fundamentalmente como testimonio del cristianismo en Etiopía. La procedencia de las piezas es variada.

Árabe

El fondo de manuscritos en escrituras árabes de la BNE es el segundo de nuestro país en importancia, tras la biblioteca del Real Monasterio de El Escorial, por el número de piezas que recoge.

Dentro del fondo, la mayoría de las obras están escritas en lengua árabe, pero también hay manuscritos aljamiados (esto es, escritos en castellano antiguo pero con caracteres árabes), manuscritos turcos y manuscritos persas. Muchos carecen de información sobre la fecha de producción, pero una gran parte han sido producidos entre los siglos XV y XIX. Desde el punto de vista histórico, los más significativos probablemente sean los manuscritos producidos en España durante el siglo XV, como testimonio de la cultura de la población morisca de la época.

En cuanto a la temática, esta es principalmente de carácter religioso y jurídico, aunque también hay obras de filosofía, lingüística, astronomía, música, medicina y obras de creación literaria.

La procedencia de las piezas es variada. La más significativa, por el número de manuscritos que aporta, es la compra realizada hacia 1860, por una delegación del gobierno español en Marruecos. Entre las procedencias de bibliotecas privadas, destacan la del cardenal Zelada, la del duque de Osuna e Infantado o la de Serafín Estébanez Calderón. También se ha hecho alguna compra reciente como este Corán del siglo XII adquirido en una subasta de Christie´s en 1990.

Griego

El fondo griego se compone de cerca de 365 manuscritos, descritos en buena medida por Juan de Iriarte, ilustre bibliotecario en el s. XVIII de la Real Biblioteca. Una parte importante de este fondo procede de la biblioteca de Constantino Láscaris (1434-1501), erudito bizantino emigrado a Italia en el s. XV y fundador de una prestigiosa escuela en Mesina (Sicilia). El grueso de la biblioteca de Constantino Láscaris se conserva en la Biblioteca Nacional, ya que formaba parte de la colección  que el Duque de Uceda, Virrey de Sicilia, se trajo a España, y que, tras la Guerra de Sucesión fue incautada por Felipe V.

El Papiro de Ezequiel, redactado en griego, es el manuscrito más antiguo que se conserva en la institución. Son 20 páginas datadas entre los siglos II y III y pertenecen al primer códice conocido del Antiguo Testamento griego.

Aunque permanece en depósito en la BNE desde 1983, el Papiro de Ezequiel forma parte de la colección Papyri Matritenses de la Fundación Pastor de Estudios Clásicos, constituida por 348 papiros egipcios redactados en griego y en copto, que fueron escritos entre los siglos II a. C. y VII d. C.

Hebreo

En el caso de la colección de la BNE la mayor parte de los 46 manuscritos que la forman se incorporaron a la misma en fecha tardía y muchos fueron copiados fuera de la Península. En su mayor parte proceden de conventos u otras instituciones de la Iglesia desamortizadas; solo seis códices proceden de compras a particulares y de los ocho restantes se desconoce la procedencia. Los más numerosos son los procedentes de la catedral de Toledo y del convento de San Martín de Madrid.

Los procedentes de Toledo (21 códices en total), a excepción de una biblia, formaban parte de la colección personal del cardenal Francisco Javier Zelada, que fue bibliotecario de la Biblioteca Vaticana, por lo que muchos son de factura italiana.

De la colección de diecinueve códices hebreos reunida por el bibliotecario y hebraísta Martín Sarmiento en el convento de San Martín de Madrid sólo siete u ocho se conservan en la BNE, quizá debido a los sucesivos traslados sufridos hasta llegar a la sede actual de Recoletos. 

Del convento de Sto. Tomás de Ávila, por su parte, procede el manuscrito que hoy en día lleva la signatura Vitr/26/6, una magnífica biblia.

Pese a este reducido número, es notable la variedad de formatos y contenido de los manuscritos hebreos en la BNE. Como es de esperar, varios de los ejemplares contienen la Biblia hebrea o partes de la misma. También hay un grupo de siete manuscritos (Mss/5480-5485) destinados a guiar la oración personal. Se trata de maḥzorim según el rito de los judíos de Roma, a excepción del  Mss/5480, de origen askenazi.

Además de los textos bíblicos son abundantes los comentarios rabínicos a los mismos, así como obras gramaticales traducciones de obras filosóficas y científicas