Incivility and Dysfunction in the Library Workplace: Perceptions and Feedback from the Field

Incivility and Dysfunction in the Library Workplace: Perceptions and Feedback from the Field
17 de Abril de 2018

Jo Henry, y otros

Journal of Library Administration, ISSN 1540-3564, Vol. 58, n. 2, 2018, p. 128-152

Tener un comportamiento cívico consiste en ser cortés y educado. En una biblioteca, donde se da un acceso igualitario a la información y no se busca el beneficio sino compartir, se trabaja con presupuestos limitados y se realizan tareas muy diversas, cabría preguntarse si se da pie a una exacerbación del incivismo y la disfuncionalidad. Los autores del artículo, con la colaboración de la ALA, elaboraron una encuesta para dar respuesta a esta cuestión. En febrero de 2017 se envió a cerca de 86.000 profesionales, de los que respondieron casi 5.000. La gran mayoría fueron mujeres (88%), blancas (88%) y trabajadores de bibliotecas públicas (61%).

A la pregunta de si habían experimentado incivismo en la biblioteca (definido como comportamiento grosero y descortés), el 91% respondió que sí. El 30% percibía este comportamiento semanalmente, y otro 26% mensualmente. El 42% señalaba matonismo, acoso, falta de respeto, actitudes no profesionales, comportamiento pasivo-agresivo y comportamiento caprichoso. A la pregunta de si habían sufrido o presenciado actos de matonismo (definidos como ataques negativos continuados, personales o laborales), el 40% respondió haberlos sufrido y el 59% haberlos presenciado. El acoso cibernético afecta al 15% de los profesionales y el acoso (mobbing) al 17%. Otra pregunta se refería a la ciberpereza (uso de internet por motivos ajenos al trabajo). El 19% admitió practicar la ciberpereza, aunque este resultado puede ser poco fiable. Las formas preferidas son la consulta de noticias (79%), redes sociales (55%) y comunicaciones personales (52%). Una cuestión importante era si tenían la percepción de que en su biblioteca había una cultura disfuncional (que no funciona de manera normal o adecuada), a lo que el 53% respondió afirmativamente. El 30% lo achacaba a una falta de liderazgo y el 16% a un liderazgo dictatorial. La falta de comunicación suponía el 20% de las respuestas. La frecuencia de conflictos era semanal para el 23% de los encuestados y mensual para el 25%. Para medir el nivel de Inteligencia Emocional (IE) se les pidió que valoraran su autoconciencia, autogestión, automotivación, empatía y habilidades sociales. La mayoría se consideraba empática (70%), seguido de autoconsciente y automotivada (63%). El 28% consideraba sus habilidades sociales como una debilidad. Al final del cuestionario podían dar ideas para hacer de la biblioteca un lugar más cívico. El tema más repetido fue la necesidad de un equipo líder sólido (23%) El 21% propuso entrenamiento para administradores y empleados relacionados con la gestión de conflictos. Que el 91% de los trabajadores haya tenido problemas con el incivismo indica que se trata de una cuestión grave. El primer paso es reconocer que existe. Algo similar sucede con el matonismo y el acoso, que deben poder ser denunciados de manera segura y sin miedo a represalias. La ciberpereza es difícil de cuantificar, pero puede causar perjuicios a compañeros que deben trabajar más y agravarse con las cada vez más diversas posibilidades de perder el tiempo. Que la falta de liderazgo sea el principal problema en la disfuncionalidad puede ser una sorpresa, pero muestra carencias en la gestión de conflictos y de la gestión en general, carencia que debería solucionarse con cursos específicos. El análisis de la IE puede llevar a la propia apreciación sobre cuestiones que puedan ayudar a mitigar el incivismo y la disfuncionalidad.

Resumen elaborado por Antonio Rodríguez Vela

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